lunes, 1 de octubre de 2012

Futuro nada más salir de la universidad

La traducción y la interpretación son dos actividades muy antiguas, tanto que incluso en algunas obras, como La Biblia, se les atribuye un origen mítico, sin embargo hace solo unas pocas décadas que se surgieron como carreras universitarias.

Tradicionalmente estas dos actividades se han asociado con libros, películas, conferencias, series, etc. pero según el mundo ha evolucionado, se ha globalizado y se han desarrollado nuevos métodos de comunicación la traducción y la interpretación han tenido que ampliar su oferta de trabajo, hoy en día es tan necesario traducir un prospecto médico como un tweet, una conferencia sobre física cuántica como el monólogo de un comediante, los subtítulos de una película como los de un videojuego, una carta como una página web, etc.

Especialmente los traductores deben adaptarse a las exigencias de sus clientes, saber cuáles son los nuevos objetos susceptibles de ser traducidos y estar al tanto del desarrollo de nuevas herramientas de trabajo (memorias de traducción, bases de datos, thesaurus, diccionarios, word, excel, etc.) con las que va a tener que lidiar día a día si quieren ser suficientemente competitivos como para abrirse paso y mantenerse en el mercado de la traducción.

Otro de los problemas con los que se encuentra un traductor o interprete recién salido de la universidad es que posiblemente no tiene la experiencia necesaria para conseguir un contrato fijo en una empresa. Una solución es establecerse como freelancer y montar tu propio negocio, pero para ello conviene conocer las ventajas y los problemas de trabajar por cuenta propia.

La principal ventaja es ser tu propio jefe y tener el poder de decidir sobre el rumbo que quieres tomar. Con el tiempo te podrás permitir seleccionar unos encargos y rechazar otros, contratar a más gente, invertir en nuevas herramientas, etc. Sin embargo no debemos olvidar que no es fácil mantener a flote un negocio. No vamos a poder adivinar cuantos encargos recibiremos cada mes y al principio deberemos aceptar cualquiera que nos ofrezcan, también tendremos que encargarnos nosotros mismos de todas las funciones (publicitar la empresa, realizar las traducciones, llevar la contabilidad, etc.) lo cual es estresante y cansado, sobre todo si no se tiene experiencia ni conocimientos de economía, marketing, gestión de empresas, etc.

Otros problemas más relacionados con la actividad de la traducción son la falta de experiencia y el tiempo. Como en cualquier profesión la experiencia vale tanto como la formación, se supone que un traductor veterano ha resuelto muchas dificultades en sus traducciones por lo que si vuelven a aparecer las reconocerá, recordará lo que hizo y tardará menos tiempo. A parte, cuando un traductor ha creado sus propios glosarios, memorias de traducción, etc. y estos son bastante completos no empleará tanto tiempo en el proceso de documentación y podrá dedicarse más a asegurarse de que la traducción estilísticamente queda perfecta.

Teniéndolo todo en cuenta, mi conclusión es que yo como estudiante de traducción no me planteo establecer mi negocio nada más concluir mis estudios, sí puede que realice algunos encargos como freelancer pero prefiero intentar entrar en una empresa ya consolidada (aunque sea con contratos por poco tiempo). Cuando lleve unos años ejerciendo y esté más segura de mi trabajo tal vez me arriesgue a montar mi propio negocio, pero no sin antes asegurarme de conocer bien todos los entresijos del mundo empresarial y de tener todo bien planeado para que sea un éxito. 

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